A lo mejor están en conocimiento de una pequeña ayuda que hicimos hace poco tiempo a la Escuela Antonio Lara Medina (ver aquí). Unos meses después nos invitaron a la graduación de sus alumnos de octavo año (no tienen enseñanza media) lo que para ADAPTOR fue un gran honor.
Pues bien, el martes 7 de diciembre viajamos a Roma, localidad de la sexta región, para acompañar a los 19 niños que dejarían la escuela que los acompañó en su primera formación. Fue un evento con mucha emoción de por medio, con esforzados padres que veían como terminaban una etapa sus retoños; con profesores que veían partir sus alumnos a nuevos retos educacionales, y por supuesto vimos a estos niños, que comenzaban a vislumbrar nuevos desafíos. En la Escuela Antonio Lara sus educadores realizan una gran labor mejorando permanentemente sus salas y espacios, muchas veces con sus propias manos, al tiempo que motivan con gran energía a sus niños, con un gran equipo como pudimos apreciar.
Antes hicimos una donación a los profesores por lo que no quisimos llegar en esta ocasión con las manos vacías, por lo que llevamos unos regalos para los niños y para los 22 profesores y profesoras que componen el cuerpo docente de la Escuela. Pero logramos expandir un poquito el circulo de generosidad, gracias al aporte de Fujicorp y de Poly Chile, por los obsequios que nos facilitaron. Terminamos la jornada con una pequeña recepción con los profesores y otros invitados, preparada con productos locales. Una muy linda velada.
Mas allá de lo acontecido, esta experiencia nos hizo reflexionar sobre la constante falta de recursos de la educación en este país y de como a pesar de la precariedad, los padres siempre confían en que la educación les puede forjar un buen futuro a sus niños. Ayudamos un poco en esta tarea, pero seamos claros, nosotros no hicimos mucho, solo hicimos algo, algo pequeño, pero es increíble como ante la carencia lo poco vale mucho. En el mundo laboral muchas veces se habla de crear un buen ambiente laboral, pero hay que mirar más lejos. Una sociedad feliz hace a personas felices, y personas felices hacen a las organizaciones felices. Es simplemente eso, y si podemos aportar un grano de arena lo haremos. Muchas empresas han padecido lo indecible en esta pandemia, pero a Adaptor le ha ido bien, y quisimos compartir esto, y además publicarlo para invitar a otros a ayudar. hay más escuelas que lo necesitan, especialmente en el mundo rural.
Para terminar, vimos en esos niños imágenes de nuestra infancia en humildes escuelas con número, y ahora como profesionales nos damos cuenta de como hemos progresado desde esa época. Hasta ahora nos ha ido bien, y ante las nuevas generaciones es de sentido común poder devolver la mano.
ความคิดเห็น